Complejo de Inferioridad, Complejo de Superioridad y Mobbing (Envidia – Parte II)

Como indicábamos en el artículo anterior (¿Qué es la Envidia? -Parte I), nos quedamos ciegos ante nuestros propios éxitos pasados o presentes, nuestros recursos y habilidades, nuestro potencial así como ante los méritos del otro. Tito Livio, historiador romano (59 a.C. – 17 d.C.) lo dijo a principios de siglo I:  “Caeca invidia est.” (La envidia es ciega.).

El problema es que al estar ciegos ante todo lo positivo que tenemos, también estamos ciegos cuando se presentan oportunidades para mejorar o lograr lo que deseamos. Es un proceso muy parecido a la ceguera inatencional o perceptual. Cuando estamos enfocados en una sola cosa (como por ejemplo en nuestra incapacidad de lograr lo que el otro tiene y en el sufrimiento que esto nos está causando) no somos capaces de ver las oportunidades aleatorias que se nos presentan.

Además, esa misma ceguera que se apodera de nosotros y no nos permite ver los meritos del otro empujándonos a criticarlo, a menospreciarlo a intentar despojarlo de sus logros, hace que no nos percatemos que en realidad estamos dejando al descubierto y con suma eficacia, nuestra pequeñez o, si lo prefieren, nuestra inferioridad.

Napoleón Bonaparte (emperador francés; 1769 – 1821) observó con acierto que la envidia “es una declaración de inferioridad”.

Envidia_Envy_Eyes_dont_lie_(4254867826)Las personas que tienen un complejo de superioridad (el individuo se idealiza y trata de ser alguien diferente como resultado de un mecanismo inconsciente, neurológico, con el cual se intentan compensar sus sentimientos de inferioridad) son las que más ponen de manifiesto su inferioridad (justamente lo que quieren ocultar) cuando sienten envidia. Al vivir en un mundo ficticio en el que son poseedores de valores, atributos y cualidades que en realidad no poseen, pero alardean de ellos, sufren un verdadero y doloroso choque cuando aparece en su entorno una persona que  posee todo lo anterior (se crea un contraste muy potente). En el intento de hacerlo desaparecer del horizonte psicológico a menudo llegan a emplear el psicoterror (más conocido como Mobbing) y se transforman en verdugos (o acosadores).

Podríamos decir que estas personas tienen un bajo umbral de tolerancia.

Ahora, si tenemos un alto umbral de tolerancia sentiremos envidia muy pocas veces. Incluso seremos capaces de aprovecharnos de ella identificando correctamente nuestra carencia (¿qué es lo que me provoca dolor? ¿qué es lo que me falta y hace que me sienta así?) y superarla utilizando nuestros propios recursos y habilidades, apoyándonos a la vez en nuestros éxitos previos (lo que nos proporciona autoestima, confianza y motivación). Siendo honestos con nosotros mismos podremos pensar de la siguiente manera: “me alegro por el éxito del otro aunque yo no lo haya conseguido todavía”.

“Todavía” funciona como una palabra mágica, implica que aunque no lo tengamos ahora, con certeza lo conseguiremos en un futuro (confianza). La carencia duele mucho menos, o nada, porque somos conscientes de nuestro potencial, de nuestra capacidad de conseguirlo, tal como hemos conseguido otras cosas con anterioridad (los éxitos previos). Sabemos que tenemos los recursos y/o las habilidades necesarias aunque quizás tengamos que mejorarlas. Lo importante es que somos capaces de conseguirlo. Dado este paso, podremos también modelar siendo motivados por la admiración, con una ausencia total de dolor.

Así pues, la mayor diferencia entre una persona con un umbral bajo de tolerancia y una persona con un umbral alto de tolerancia, es básicamente la medida en la que se presenta el dolor que está estrechamente relacionado con el nivel de autoestima, confianza, éxitos previos y honestidad.

En el siguiente artículo: ¿Cómo mantenerse libre de envidia?

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Autora: Crina Budulan, Coach (BBRZ Coaching) y docente en Escuela de Inteligencia

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